Llama la atención de quien se acerca a La Puebla las primeras veces, y puede profundizar mínimamente en una conversación o en alguna manifestación cultural o festiva, de las muchas que tienen lugar a lo largo del año, algo que se percibe por los sentidos, pero que no es fácil verbalizar.

El Arte se manifiesta en la forma acogedora de hacer partícipe, al que llega, de las tradiciones y la idiosincracia de un pueblo con una profunda identidad; en la elegancia en el vestir, en el arreglo de un escenario o en la forma de engalanar una calle o una casa, cuando la ocasión lo requiere; en el catálogo de artistas que rompe todos los porcentajes; en la bohemia de una nómina de personajes que marcan el devenir en las tabernas, en las plazas, en las reuniones, con sus “relatos al oído del vivir de sus hombres que bordan la leyenda”...

Tierra de cultura y tradiciones, el carácter marismeño de La Puebla informa la personalidad cigarrera. Le da profundidad, apego a la tierra, admiración por el privilegiado medio natural que nos envuelve, una cierta desmesura en la forma de vivir nuestras cosas...

Y es que la pasión y el orgullo, las ganas de hacerlo todo a lo grande, de compartir nuestro estilo de vida de una forma natural, son rasgos inherentes a nuestro carácter.

Adéntrate en la cultura; sumérgete en el patrimonio de un pueblo que no te dejará indiferente.