La Puebla del Río vivió una maravillosa tarde/noche de 6 de enero con Sus Majestades de Oriente.
La recompensa a medio siglo de dedicación. A tantas y tantas personas que trabajan durante meses
para el disfrute de una noche mágica por parte de cigarreros, cigarreras y visitantes de otras
localidades. El esfuerzo porque todo salga medido. El ambiente. La música. El colorido. La Puebla
volvió a vivir una tarde/noche mágica con la visita de Sus Majestades de Oriente , que llegaron
desde el Guadalquivir una vez caída la noche. Una vez en sus tronos, Melchor, Gaspar y Baltasar
repartieron regalos y juguetes y fueron aclamados hasta su entrada, cerca de la medianoche.
Sobre las 16:00 horas se ponía en marcha el cortejo Real desde el Ayuntamiento presidido por las
Estrellas de la Ilusión del 50 aniversario . A pie y acompañadas por la Escuela Infantil de Tambores
. Una vez en sus carrozas, desde el otro lado hacía acto de presencia el Heraldo Real con sus pajes,
acompañados por una charanga. Como si estuviera escrito en los libros de historia cigarrera, el
Heraldo, en un coqueto diálogo con una de las estrellas, le hacía entrega de las llaves de La
Puebla, esas que abrirían las casas de los cigarreros para que Melchor, Gaspar y Baltasar surtieran
de regalos a la población cigarrera.
La calle larga era un auténtico río de personas por el que desfilaban las maravillosas carrozas de
la comitiva Real . A la reformada de la Estrella de la Ilusión y la ya tradicional del Heraldo Real
le seguían las del 50 aniversario de la Asociación, Nemo, Troll, Príncipes y Princesas de Disney y
un impresionante Pavo Real. La Batukada Tamsur ponía el ritmo al inicio del cortejo e hizo las
delicias de cuantos se acercaron a ella.
Cerca de la medianoche, la comitiva finalizaba su recorrido con la entrada del Rey Baltasar tras
repartir miles de kilos de caramelos y multitud de juguetes. Posteriormente, en el interior de la
Parroquia de Nuestra Señora de la Granada, los Reyes Magos adoraron al Niño Jesús antes de repartir
regalos. En 2018 la espera fue un poco más larga. Pero mereció la pena. Qué más da esperar un día
más si hay magia por medio.